Crónica de los Hielos del Norte

Por Carlos Vilaplana


Del 24 al 28 de Febrero viajamos a tierras Noruegas en busca de sus afamados hielos. Rjukan es un pequeño pueblo de interior en el que la concentración de cascadas heladas es tal, que se ha convertido en un lugar de peregrinación para los amantes de esta modalidad de escalada.

Aunque a priori parezca descabellado viajar tan lejos para tan pocos días, lo cierto es que gracias a las compañías de vuelo de bajo coste no nos sale más caro que si viajasemos a los Alpes.Una vez allí alquilamos un coche en el que embutirnos los cinco junto con toda nuestra parafernalia de material: cuerdas, piolets,crampones,seguros para hielo, cascos, botas y montones de ropa de abrigo.

Tras 3 horas de conducción para hacer 180 km por carreteras heladas llegamos a nuestro destino donde nos esperaba la cabaña que nos albergaría durante nuestra estancia. El primer paseo por el pueblo puso en evidencia la forma de vida por estas latitudes: no había ni una rata por las calles y eso que eran las 5 de la tarde, lo cual tampoco nos importó demasiado pues no habíamos venido hasta aquí para hacer vida social.

La actividad empezaba a las 7 de la mañana con el desayuno y preparacón de material para la jornada, alrededor de las 9 de la mañana estábamos al tajo y en unas 6 horas de intensa actividad escalábamos de 4 a 6 cascadas de entre 20 y 40 metros de altura dependiendo de su nivel de dificultad. Por la tarde nos acomodábamos en el sofa con una cerveza en la mano y divagábamos sobre la forma de vida de los Noruegos, concluímos que es lógico que se vengan a vivir a España.