Casi
desde que empecé a correr supe de la existencia de esta carrera, aunque en
realidad se trata de cuatro: maratón, medio maratón, medio maratón caminantes y
maratón de mtb. El problema es que coincide en fechas con Botamarges y estos
dos últimos años fui a Forna, pero este año tenía claro que no iba a caer en la
tentación y me apunté con tiempo para “ahorrarme” 20 kms.
El
viernes 4 después de recoger a los críos del colegio salimos dirección a
Socovos. La intención era pasar allí el fin de semana y que la carrera me
pillara más cerca, ya que desde Alcoy hay unos 200 kms. y desde Socovos hasta
La Almudema, que es una pedanía de Caravaca, hay unos 65 kms.
Los
180 kms. de Alcoy a Socovos se hicieron muuuuuy largos. Cualquiera que haya
hecho un viajecito en coche con niños sabe de lo que hablo. Cuatro paradas, dos
vómitos y tres horas después llegamos a Socovos. Descargando las maletas ya se
había detectado nuestra presencia en el pueblo, es imposible entrar y que no se
sepa, había una vecina en la esquina de la calle tomando buena nota para pasar
el parte.
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La casa del pueblo (Socovos) |
En
fin, que llegamos justos para cenar y acostarnos. A las 6 h. me levanté y me
preparé para salir hacia La Almudema. Llegué sobre las 7:30 h. y me dirigí a
por el dorsal. La gente iba en todas direcciones así que le pregunté a un
municipal y me dirigió hacia el colegio, llegué y vi a mucha gente, pero allí lo
que hacían era dar chocolate, café y magdalenas, cogí un vasito de chocolate y
me fui otra vez en busca del dorsal. Esta vez acerté, habían muchas colas, una
por cada prueba, me puse en la más larga, pero después de un rato me extrañó
que hubiera tanta gente en mi cola cuando sólo habían 137 inscritos y entonces
me di cuenta que me había equivocado y la mía era una donde sólo habían dos o
tres personas.
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Jorge & Jorge (Gorka) |
Eché un vistazo alrededor y vi que poquitos éramos. Acostumbrado a carreras con 300 o más corredores, aquí no llegábamos a 140 y eso para hacer 42 kms. por montaña significaba dos cosas: iba a pasar mucho tiempo solo y tendría que esforzarme mucho para no quedar el último…. y no me equivoqué.
Le
dije a Gorka que fuera a la suya y cuando dieron la salida nos deseamos suerte
y cada uno cogió su ritmo. La salida era cuesta abajo y luego llana por lo que
la gente salió rapidísima. Yo recordaba el consejo de Jessi, no correr mucho en
la primera mitad porque la segunda parte de la carrera era dura, pero por lo
visto a los demás no les debieron dar el mismo consejo porque yo iba a casi 6
min./km. y eso para mí y con más de 40 kms. por delante es una barbaridad, pero
¿qué iba a hacer?, íbamos por un falso llano que picaba un poco, también alguna
cuesta hacia abajo. Total, que en menos de 3 kms. ya iba casi solo y no sabía
si en última posición, así que hice lo único que podía hacer, ponerme la
musiquita y coger mi ritmo. Después de unos cuantos sube y baja llegamos al
primer avituallamiento en el alto de Los Pelados: agua, isotónica, frutos
secos, barritas, plátanos, glucosa… muy completo, pico un poco y continúo.

Había
que aprovechar bien la bajada para recuperar porque después venía el punto más
duro de la carrera, una subida de casi 500 mts. de desnivel en 5 kms., siendo
el último km. una pared de 250 mts. de desnivel. Parecía que estábamos subiendo
el Everest sin oxígeno, cada paso era un esfuerzo enorme y tuve que parar
varias veces para recuperarme un poco. Afortunadamente, desde el principio de
la subida contaba con la compañía de Mariano, un corredor de Algemesí que había
tenido que dejar atrás a su compañero que se había lesionado la rodilla y ya
hicimos toda la carrera juntos.
Si
la subida fue dura, la bajada no fue nada fácil. Mucha pendiente y todo por
senda de piedra y arena muy fina que hacía imposible andar de frente, teniendo
que bajar de lado muchos tramos para no caer. 230 mts. de desnivel negativo en
un km. para enganchar inmediatamente otra subida de 220 mts. de desnivel
positivo en un km.
Estábamos
en el km. 30 y yo estaba reventado y achicharrado por el sol, muchas veces
cogía agua del camelback y la lanzaba para que me refrescara un poco la cara.
Teníamos por delante unos 5 kms de bajada pero con muchos repechos importantes
que daban la sensación de no terminar nunca de subir cuestas.

No
sabíamos si íbamos los últimos, aunque nos dijeron que habían dos corredores
por detrás y que una moto cerraba la carrera. Teníamos el pueblo a la vista y
no se oía ninguna moto, así que íbamos tranquilos, trotamos un poco pero
reservando fuerzas para la entrada a meta que era otra cuesta más, en esas
oímos que se acercaba la moto pero no veíamos a nadie y al pasar el motorista
le preguntamos si éramos los últimos, nos dijo que venían dos más por detrás
pero que ya estaban en la carretera que lleva el pueblo y ya no era necesario
ir detrás.
Por fin llegó el momento de empezar a correr para hacer la entrada
triunfal. La gradas de meta ya estaban vacías claro y la meta llena de
voluntarios que pensaba que íbamos a tener que sortear para entrar. Y después a
preguntar para entregar el chip, recoger la medalla, la camiseta… por cierto
del diploma no supe nada, vamos que estaban casi desmontando y no había mucho
ambiente.
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Ya se divisa la meta |
Fui
al coche para dejar la mochila y los regalos y prepararme el Recovery 226 de chocolate. Cogí
la bolsa y me fui a buscar las duchas. Más dudas en las indicaciones hasta que
por fin las encontré. Eran al aire libre y mixtas, aunque a esas alturas casi
las tuve en exclusiva para mí solo. Pregunté por la comida y me dijeron que
iban sacando paellas conforme se acababan. Entré en el comedor y ya no había
nadie comiendo, pregunté y me dijeron que estaban preparando otra paella, me
senté a esperar pero se pusieron a retirarlo todo, incluso tuve que levantar el
vaso que estaba bebiendo para que quitaran el mantel de papel. Total, que como
no sabía lo que iban a tardar y a mí siempre se me cierra el estómago en estas
carreras, me levanté y me fui. Cuando ya estaba en la calle y pensando que
nadie se había percatado de mi “fuga”, alguien me llama y al girarme me
pregunta una voluntaria si no iba a comer, le dije que no me entraba nada, me
ofreció un bocata pero preferí coger el coche y pasar directamente a la cena,
aunque sólo pude tragar unas cuantas gambas y un yogurt.
Al
llegar al coche me di cuenta que había un sobre de los que llevaban los
dorsales en el parabrisas, me extrañó porque recordaba haberlo dejado en el
maletero y pensé que sería de otro corredor y alguien pensando que era mío me
lo había dejado pero al cogerlo resulta que había sido Gorka dejándome un
mensaje para decirme que ya se iban. Gracias por el detalle Gorka.
Por
la noche, al acostarme, supongo que por toda la coca-cola y la bebida de
cafeína que había tomado en carrera, no podía dormir y por si faltaba algo me
dolía la cabeza, suele pasarme cuando hago una carrera tan larga, sobre todo si
el sol no para de darte. A las cuatro de la mañana seguía sin pegar ojo, así
que bajé a la calle, rezando para que nadie me viera en pijama, para coger el
ibuprofeno que llevaba en la mochila de la carrera, me lo tomé y pude dormir
algo hasta las 6 que empezó a diluviar y después de eso los críos empezaron a
despertarse. El caso es que al levantarme, yo no sé si sería por el ibuprofeno,
por la crema que me puso mi mujer en las piernas, por el Recovery 226ers. o por
las tres cosas, pero me notaba las piernas como nunca después de un esfuerzo
tan grande. Normalmente paso tres o cuatro días que no puedo ni bajar las
escaleras y sin embargo esta vez me noto perfectamente.
En
fin, la carrera bien organizada, bien señalizada, bien los avituallamientos,
pero el recorrido no es muy atractivo y como yo siempre llego de los últimos
pues me pierdo muchas cosas. Los voluntarios muy amables pero a veces sin mucha
información. Lo más gracioso es que iba todo el rato pensando que por fin había
encontrado una prueba señalada para despistados como yo y aún tuve que
retroceder unos metros porque me equivoqué. Donde sí que no tuve la culpa fue
cuando a pocos kms. de meta volvimos a la parte inicial del recorrido y nos encontramos
con dos carteles iguales que indicaban uno para cada lado, afortunadamente mi
compañero de fatigas lo tenía más claro que yo y escogimos el lado correcto.
La
conclusión que saco de esta carrera, una vez más, es que me empeño en hacer
carreras para las que no estoy preparado y tengo claro que con los entrenos que
puedo y estoy dispuesto a hacer, difícilmente lo estaré
nunca. Y esto es todo, que ya me he enrollado demasiado.