miércoles, 9 de abril de 2014

MiMaMuCa (06/04/2014)

Crónica de Jorge

En ocasiones, tenemos tantas ganas de que llegue un acontecimiento que, cuando llega, nos sentimos un pelín decepcionados porque las cosas no salen como habíamos imaginado. Supongo que por eso, a la mayoría de personas nos gustan más los libros que las películas que hacen de ellos y eso es lo que me ha pasado este año con Carrícola.

Hacía seis meses de mi última carrera, el maratón alpino de Al-mudaina, y lo pasé tan mal ese día que me propuse prepararme mejor para las siguientes carreras. Desde que empezó 2014 he seguido al pie de la letra mi plan, entre 10 y 15 kms. entre semana y pasar de 20 los fines de semana, intentando caminar lo imprescindible en las subidas.

Mi primer objetivo para este año en Carrícola era mejorar mi marca del año anterior de 2:34 y si era bajando de 2:30 pues mejor. Conocía el recorrido y sabía lo que me esperaba, pero no ha podido ser. No solo no he bajado, sino que he hecho 3 minutos más que el año pasado.

Pero vayamos por orden. Salimos de Alcoy sobre las 8:20 h. en dos coches y al llegar a la rotonda del Decathlon…….¡¡¡ la Guardia Civil !!!, pensé que sería el típico control de alcoholemia, pero observamos como el agente se pone a meterle la bronca a Jessi, que si no sabía qué significaba tal gesto, que si algo sobre una línea imaginaria…. y nosotros alucinando en el coche de atrás. Nos toca el turno, se acerca un primer agente y nos pregunta si habíamos bebido algo, le explico que acabamos de levantarnos y que nos vamos a correr y se marcha, pero veo que se nos acerca el otro que había hablado con Jessi y nos cae la bronca también a nosotros, que si cuando nos hagan ese gesto de parar hay que poner las luces de emergencia, y no sé qué más cosas. Bueno, finalmente, seguimos nuestro camino.

Al llegar a Carrícola, el mismo espectáculo de siempre, un pueblo rebosante de gente yendo de un lado para otro, coches intentando buscar un hueco para aparcar (fuera del pueblo claro), la gente del pueblo en sus puestos para que no nos falte de nada……. una gozada, un gran ejemplo de cómo hacer bien las cosas si se tiene ilusión en cada detalle.
Parecía que no hubiéramos salido de casa, había alcoyanos por todas partes y los que no eran de Alcoy también van resultándome familiares después de cuatro años y por lo visto algunos también se acuerdan de mí. Se me acercó un chaval a saludarme porque se acordaba de haberme visto en la subida al Montcabrer y de eso hace dos años, pero lo que más me preocupó fue que alguien se acordara de mí………. en las duchas.

Yo intenté calentar antes de la carrera, pero era difícil, siempre había alguien a quien saludar, aunque al ritmo que yo corro no importa mucho, digamos que los primeros 5 kms. de la carrera son mi calentamiento.






A la hora de la salida, las 9:30 h., ya hacía mucha calor. Música, globos, aplausos y empezamos a correr. Salimos hacia abajo, con algún pequeño cambio en esa parte y volvemos a pasar por el pueblo en el km. 2, lo dejamos atrás y empezamos una subida hasta el km. 4, donde hacemos una bajada por senda de 1 km. para empezar a subir al castillo. Una subida corta pero dura, sobre todo el tramo final donde me toca caminar algún trozo.
Seguimos subiendo hasta el km. 8,5 donde viene mi parte favorita de la carrera, una bajada corta, apenas un kilómetro por senda, pero que ya entrado en calor y sin estar todavía cansado se disfruta bastante.

Después, 2,5 kms. de subida hasta llegar al punto más alto de la carrera y a partir de aquí, “casi” todo es hacía abajo. Este punto marca la frontera para saber si voy bien o voy a sufrir. Y este año ha vuelto a tocar sufrir. Son bajadas por senda, que sin ser “técnicas” como dirían los entendidos, son peligrosas para los torpes como yo, porque son muy corredoras pero a la vez llenas de piedra y raíces, por lo que es muy fácil, sobre todo si vas cansado, tropezarte y caerte.
Como mis sensaciones, en esos momentos, ya no eran buenas, intenté concentrarme en la pisada para no caerme, y al menos eso sí que lo conseguí, aunque tuve algún tropezón y torceduras sin importancia.
En ocasiones tenía la sensación de estar viviendo el día de la marmota, no paraban de adelantarme los mismos corredores una y otra vez.
Al terminar esa bajada sales a pista, uno de los tramos desagradables de la carrera para mí. Son dos kilómetros que parecen no terminar nunca, para empalmar con otra bajada muy parecida a la anterior, senda muy rápida, las fuerzas ya van muy justas y tengo el mismo objetivo, no caerme.

Otra vez salimos a pista para completar apenas un kilómetro, que se hace eterno a esas alturas de carrera para, por fin, coger la última senda que baja hasta el pueblo. Otra vez la música, los aplausos y el enésimo detalle que hace de Carrícola mi carrera favorita, este año nos ponen la cinta a todos para que podamos sentirnos campeones por una vez, aunque todos los que afrontan un reto como una media maratón de montaña ya lo sean sólo por intentarlo.
¿Qué análisis puedo hacer? ¿Quizás fue por el calor? ¿Quizás confié demasiado en mi “supuesta” mejor preparación y apreté demasiado en la primera parte de la carrera donde están las subidas? ¿No lo hice bien en los avituallamientos? Como suelo acabar tocado del estómago en las carreras a partir de media maratón, procuré hacerlos suaves. Cuando llegaba, me tiraba un vaso de agua por la cabeza, me bebía otro, me tiraba un segundo vaso por la cabeza y cogía algún trozo de naranja, además de una pequeña bebida de cafeína a mitad de carrera.

En fin, hay que intentar ser positivos, así que, interpretando los datos a mi conveniencia, como hacen los políticos:
- Puedo decir que en las cuatro ediciones he sido muy regular en mis tiempos, con una diferencia de menos de cuatro minutos, entre mi mejor crono y el peor.
- Como estoy acostumbrado a mirar la clasificación de mi equipo de fútbol empezando por abajo porque termino antes, hago lo mismo con las carreras y en mis cuatro participaciones en Carrícola, cada año he dejado atrás más gente que el año anterior, duplicando este año, donde siendo la edición más numerosa, he conseguido entrar por delante de 144 corredores (el que no se consuela es porque no quiere).

El año que viene volveré a intentarlo, eso seguro.