Ya pasó la gran cita del 2014 en
mi calendario. El año pasado, a pesar de ser una primera edición, la carrera
obtuvo un gran éxito y prueba de ello es que este año las inscripciones han
volado. Nosotros entramos por los pelos el último día.
Este año, el equipo Arrapapeus,
estaba formado por Óscar Cortés, Enrique Vizcaíno, Jordi Calatayud y yo.

Tardamos en pasar el control de
firmas porque Óscar y Jordi fueron a dejar unas cosas en el guardarropa y había
mucha cola. Por fin nos juntamos con todos en la Plaça de Dins. Antes de ir a
la zona de salida, nos colocamos las narices rojas para hacernos la foto, ya
que este año el dinero recaudado contra el cáncer estaba dedicado a los niños.
Con unos minutos de retraso
tomamos la salida y apretamos un poquito el ritmo respecto al año pasado para
evitar el tapón que se formó después del Parque del Romeral en 2013. Enrique
protesta porque le cuesta empezar tan rápido y luego resultó que el tapón no
fue para tanto porque habían dos caminos para elegir y la cosa iba bastante
rápida.
Con tanta gente cuesta ir todos
juntos y Óscar y Jordi se nos van delante hasta el avituallamiento de la
entrada del Barranc del Cint donde nos reagrupamos.
Aquí viene una parte dura
de la carrera con toda la entrada del barranco, el paso por el Mas del Garrofer
y la subida hasta el Pic de les Pedreres. Después las vistas maravillosas desde
arriba y empezamos a bajar hasta llegar a la vía verde y seguir hasta la Font
del Quinzet y coger el camino que llega al Mas de la Mota.
Música, un buen avituallamiento y
un gran recibimiento por parte de la dueña, Indira, que va haciendo fotos a
todos los equipos que pasamos y se alegra mucho de ver nuestras camisetas.
Cogemos otra vez la vía verde
hasta el Pont de les Set Llunes, donde nos hacen bajar a la pista que va
directamente al Racó de Sant Bonaventura en lugar de seguir hasta coger la
senda del año pasado. Por lo visto algún corredor se ha equivocado y la
organización decide que vayamos todos por la pista. Mejor, 500 metros de subida
dura que nos evitamos.
Llegamos a la parte más dura de
la carrera, 10 kilómetros casi siempre de subida. Primero la costera del Racó,
para llegar a la carretera de Les Llacunes, donde tenemos otro avituallamiento
en la Casa Rural de Bons Aires. Aquí decido coger los bastones para seguir por
el GR-7, pero no consigo abrilos, están atascados, menos mal que Enrique me
cede los suyos.
Salimos a la carretera de la Font
Roja, que dejamos al llegar a la Font del Rossinyol para coger la ruta del
Barranc de l’Infern hasta subir al Pla dels Gal.lers, que aunque es preciosa,
se me hace un poco larga en esta ocasión.

Después, la parte que más pesada
se me hace de este recorrido. Primero la senda para llegar a la cava Simarro,
donde me resulta imposible correr porque son todo piedras, para coger un poco
de camino, donde sí que trotamos un poco, para llegar a la senda dels Nevaters,
que en circunstancias normales disfruto bastante, pero a esas alturas de
carrera resulta interminable y peligrosa para los corredores torpes como yo.
Después de más de 9 kilómetros,
básicamente de bajada, desde el Menejador, llegamos a Sant Antoni, donde me dan
un ZAS en toda la boca. Al llegar al avituallamiento se me ocurre decir en voz
alta “una cerveza” y de repente me veo que uno de los voluntarios me alarga el
brazo con una cerveza bien fría…….. y como yo he leído que lo mejor para
recuperar es la cerveza y además está tan fresquita…….. no me la bebí entera,
pero me vino bien.
Salimos del avituallamiento y
pasamos por la Ermita de Sant Antoni donde aprovecho para llamar a la familia y
decirles que más o menos en una hora llegaremos a meta y lo clavo.
Dejamos el asfalto para coger una
senda muy vertical y deslizante hasta salir al polideportivo Francisco Laporta
que este año no se me hace tan dura, cruzamos la vía verde y cogemos otra senda
para salir al otro lado de uno de los túneles (con lo fácil que sería atravesar
el túnel, pero ya no sería tan divertido), otros metros de vía y otra senda
para bajar hasta la Venta Saltera, cruzamos la carretera y llegamos al
Manantial del Molinar que este año no rebosa agua y no está tan bonito como el
año pasado.
Nos dirigimos ya a entrar de
nuevo en la ciudad. Parece que este año hay una variante y nos harán subir
hasta el Parque de Cantagallet en lugar de seguir recto hasta la calle Sant
Vicent, pero nos vamos acercando y no veo que nos desvíen, empiezo a pensar que
no es verdad y cuando estábamos a punto de salir a la carretera del Molinar nos
hacen coger un camino de subida que, en efecto llega hasta la parte más alta
del parque. No es dura pero, después de 45 kilómetros, cualquier subida se
atraganta.
Hacemos “cumbre” y ahora sí,
ahora todo hacia abajo hasta meta. Calle Sant Vicent, Sant Mateu, atravesamos
el Parque de la Glorieta, plaza Ramón y Cajal, calle Sant Francesc y nueva
sorpresa, en lugar de bajar toda la calle y entrar a meta, nos hacen callejear
unos metros y entrar a meta en “dirección contraria” en la calle Sant Llorenç.
Avituallamiento en meta, masaje y
cervecita con la familia en la Plaça de Dins. En esos
momentos pienso que es mucho esfuerzo, que el año que viene no la hago e
incluso que quiero borrarme de la carrera del 1 de junio en Banyeres de 27
kms., pero después pasan los días, se te olvida el cansancio y quedan los
buenos recuerdos, los saludos a los amigos, la solidaridad de tu equipo.
Este año, como avituallamiento
particular, me llevé un par de mini bocadillos, aunque luego sólo comí uno,
unas sales y una barrita de chocolate y limón de 226ers. Para beber, en lugar
de isotónico, que al final me deja la boca pastosa, me llevé agua y aprovechaba
los avituallamientos para beber algo de isotónico.
Por último, felicitar a
la organización y a los voluntarios porque se han superado, que ya era difícil
y a mis compañeros de equipo, a Óscar y Jordi por sacrificar sus posibilidades
de un mejor crono y a Enrique por su paciencia con la brasa que le doy en cada
avituallamiento.
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